Un lugar en silencio: Día Uno. Buscando la vida entre el caos.
Un lugar en silencio: día uno, es la precuela de un mundo donde unos alienígenas llegan a la tierra y comienzan a invadir todo a su paso. Estos alienígenas, monstruos que buscan a los seres vivos para alimentarse de ellos, solo pueden encontrar su alimento por medio del sonido. La historia ocurre en Nueva York, una ciudad donde el ruido es parte de ella. Antes del caos, encontramos a Sam, una mujer con cáncer que vive en un hospital con pacientes como ella, y que tiene un gato de apoyo llamado Frodo. Sam no es especialmente optimista, pues ya conoce lo que el cáncer puede hacer, y solo espera con apatía que la muerte la visite. Sus sonrisas aparecen cuando Frodo busca un lugar en sus brazos para ronronearle, cuando este gatito la ayuda a no rendirse todavía.
En el hospital, uno de los enfermeros organiza una salida al teatro, y convence a Sam para ir con ellos. Ella acepta, pero con una condición: que luego irán a comer pizza. El enfermero ríe, y van a ver una obra de teatro a la que Sam mira con aburrimiento, mientras acaricia a Frodo ocasionalmente. Las marionetas buscan un globo rojo, con ilusión, pero siempre que lo quieren alcanzar… Se escapa. Esta obra de teatro, que parece algo tan banal, termina siendo una premonición de lo que ocurrirá. En algo tan “infantil” y aburrido, Sam sale un poco enojada, y habla con el enfermero sobre su promesa. Sin embargo, entre el movimiento de la ciudad, la gente corriendo y el ruido de la calle, Sam nota al enfermero bastante preocupado, y él comienza a subir a todos al bus para volver lo más pronto. Algo muy malo está ocurriendo, pero Sam solo piensa en comer la pizza que le prometieron. Pronto esta preocupación se ve alterada por los gritos de la gente afuera, el bus se mueve violentamente, Frodo sale a correr, y Sam cae por el impacto.
Cuando Sam despierta, nota una ciudad completamente diferente. Una neblina de polvo lo cubre todo, su rostro está cubierto de él, y ella mira desconcertada como unos monstruos se mueven entre la niebla espesa para matar a las personas que gritan desesperadas. El instinto de supervivencia se activa, y Sam busca un lugar para estar a salvo. Pronto encuentra el teatro entre el caos, y encuentra a varios de los asistentes allí. Le tapan la boca, le señalan afuera, y pronto lo entiende: los monstruos atacan por el más mínimo sonido. Pronto ve a su gato y teniéndolo en los brazos, lo besa y agradece que se haya salvado. Ahora, ¿qué hará una mujer con cáncer terminal en un mundo apocalíptico?
En el teatro, tras escapar por suerte de uno de los monstruos que entra allí, Sam escucha desde unos helicópteros que los monstruos no transitan el agua, por lo que huir a islas parece ser la mejor opción. ¿Acaso una mujer con cáncer debería buscar un lugar allí? Tras meditarlo un rato y limpiarse el rostro, Sam va a la azotea, donde encuentra a Henri, un hombre que intenta mantener a todos los del teatro unidos para sobrevivir. En la azotea, viendo cómo bombardean los puentes (y así los monstruos no puedan seguir su camino) un hombre comienza a gritar… Lo que lleva a Henri a matarlo accidentalmente. En el apocalipsis, ¿vale más la vida de alguien que pone a todos en peligro? Así ,con dolor, Henri toma el rol de lider, pero Sam ya ha tomado una decisión.
Al otro día, Sam y Frodo (ah sí, referencias) salen a la aventura en la calle, Sam encuentra una lata de atún para Frodo y tiene un pequeño momento de calma, con las calles en silencio por unos segundos. Tras ir a la calle principal, todos salen arrastrando sus pies, algunas maletas con ruedas chocan contra el asfalto, algunos tosen… el ruido comienza a hacerse más y más notorio con los pasos en manada. Sam mira los pies de los demás, y no tarda mucho en notar el desastre que se avecina.
Los
monstruos atacan, el caos y los gritos vuelven a estar por doquier, y Sam es
arrojada al suelo. Entre el dolor del cáncer y sobrevivir un poco más, Sam se
arrastra en el suelo hasta dar
con un callejón vacío. ¿Y el gato? Ante la primera amenaza corre para ponerse a salvo, corre por las calles hasta dar con la entrada del metro de Nueva York, que ahora está lleno de agua. Allí, un hombre a punto de rendirse ve al gato, y como si Frodo fuese un ángel guardián, mira al hombre para devolverlo a la vida. El hombre sale del agua, dejándose guiar por Frodo, quien lo guía hasta Sam.
Eric, el hombre que acaba de ser salvado, se queda con Sam, incluso cuando ella le indica que para ser rescatado, debe irse a los puertos. Con gestos, ella le dice que la deje sola, pero él la persigue en silencio. La lluvia comienza a caer y por el ruido constante que corre por toda la ciudad, pueden hablar. Sam le menciona que pueden ir a su apartamento, pues antes de estar en el hospital tenía un hogar. Al entrar, Sam le habla sobre su vida mientras toma sus medicinas para el dolor; ella era una poeta que amaba la vida… Pero el cáncer lo cambia todo, y pronto Eric entiende que ella ya se ha rendido. Aprovechando los truenos de la lluvia para gritar, dejar salir ese dolor y frustración porque esas vidas, antes vistas como normales, están siendo aniquiladas por completo por estas criaturas desconocidas. El dolor del cambio, de la desolación, de vivir para sobrevivir, y el de Sam por el cáncer que corre por su cuerpo… Todo ello sale en esos gritos con los truenos.
En la mañana, Eric se despierta solo en el apartamento, y no tarda mucho en encontrar a Sam y Frodo por las calles. Ella le dice que se vaya, pero él tiene miedo. En medio de Nueva York, con sus edificios altos y ventanas que brillan con el sol, las criaturas aparecen de nuevo y ellos deben huir, metiéndose en un edificio que resuena con vidrios rotos. Los monstruos los persiguen, y deben huir por el metro inundado, tratando de ser lo más silenciosos posible. Eric, Sam y Frodo logran escapar y llegan a una iglesia, donde Sam llega completamente adolorida. El dolor es demasiado, la paraliza y queda tendida en una silla, ayudada por los demás.
Eric y Frodo van a una farmacia a buscar un parche para el dolor de Sam, y Frodo huye a una construcción donde se da una terrible revelación… Estas criaturas han puesto unos huevos, dejando muy claro que han llegado para quedarse, para reclamar la tierra. Eric logra salir de allí a salvo con Frodo, y vuelven a la iglesia. Sam, ahora estable gracias al medicamento, le cuenta a Eric sus planes: ella quiere ir a comer pizza a un lugar específico, pues el sabor de la pizza y el lugar (Patsy’s Pizzería) engloban sus mejores recuerdos, recuerdos de su padre y ella siendo felices, cantando, viviendo en paz con música de fondo y risas. Eric, escuchando esto, le dice que la quiere acompañar, y que luego se irá al puerto.
Patsy’s Pizzería está destruida, sin dejar rastro de lo que alguna vez fue. Sam está devastada; su último deseo fue arrebatado por estas criaturas, y a punto de irse de allí, Eric la invita a un bar cercano que no está tan destruido. Allí encuentra pizza, la sienta en una mesa, y haciendo una imitación de tocar el piano o cantar, la hace reír en silencio. Ambos comen pizza, y así Sam se siente viva en un momento donde todo está hecho caos. Eric logra darle un recuerdo nuevo, uno más reciente, uno donde en medio del silencio ella recuerda a su padre y a ella antes del cáncer, uno donde la vida parecía más amable; y lo sigue siendo.
Tras comer la pizza, los tres van camino al puerto y pasan por un parqueadero, que está rodeado de estas criaturas. Entonces Sam lo sabe, sabe que Eric debe vivir, que debe seguir adelante pese a lo extraño que es el mundo ahora; le da a Frodo, se despide de su gato de apoyo y se levanta. Corriendo, comienza a pegarle a los autos, activando sus alarmas, y haciendo que los monstruos se fijen en ella. Pronto Eric se levanta también, corre al puerto viendo como el barco se está alejando, y sin querer hace el ruido suficiente pisando un vidrio que alerta a algunos monstruos. Así, corriendo con toda la esperanza en las pisadas, se lanza al agua con el gato en brazos, y nada hasta el barco. Henri, el hombre del teatro lo ayuda a subir, y así, Eric comienza su nueva vida junto a Frodo. Sam, por otra parte, con la gratitud de poder morir en paz, camina con una radio en sus brazos, se quita los audífonos, se escucha And I’m feeling good, y un monstruo cae atrás.
Un lugar en silencio: día uno no tiene mucho
que envidiarle a sus predecesoras, pues cuenta la historia de la búsqueda de la
vida en medio de una catástrofe, de conectar con los últimos deseos y dejar ir
cuando se está listo. Es una muy buena película que habla sobre la búsqueda del
sentido de la vida, aún con mil obstáculos al frente. Sam comienza la película
con el peso de su enfermedad, y en medio del dolor, puede reconectar con los
recuerdos más valiosos de su vida, para así aceptar la muerte. Eric, por otra
parte, se presenta como un personaje débil, una persona que no puede tomar
decisiones solo y que siente que debe seguir a alguien; para terminar la
película haciéndose cargo de Frodo. Es el gato quien los une para que cada uno
pueda aprender del otro, y así ambos salen transformados, aprendiendo sobre la
vida y la muerte.
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