Hereditary: La herencia de la tragedia griega.
-Pero, no fue su culpa…
-Ya sé. Fue un accidente, pero aún así, es imposible no sentirse responsable. Al final, él fue quien conducía, quien la llevó…
-Sí, pero fue por culpa de la mamá. O bueno, de ambos.
La primera vez que vi Hereditary, la vi porque me prometieron que era una posición diferente al terror, algo fresco, para descansar un poco de los famosos screamers que inundan las películas de este género. Sin dudar no me decepcioné. El miedo que genera esta película baila con la incomodidad, pues el espectador intenta cerrar los ojos ante las escenas bizarras y dolorosas que aparecen. Esto, junto al mensaje de fondo sobre la pérdida y las actuaciones de sus protagonistas, hace que el espectador se sumerja hasta lo más profundo en el terror de esta película. ¿Qué tiene Hereditary de especial, más allá de no tener screamers?
En esta película, conocemos a Annie. Ella es una mujer de mediana edad que está enfrentando la muerte de su madre, pero no parece estar muy afectada por ello. Su familia consta de su esposo, su hijo, Peter, y su hija menor, Charlie, y todos ellos solo parecen aceptar, sin mucho dolor, que la abuela se ha ido. Annie trabaja creando maquetas con bastante detalle, de la vida real, y por más extraño que parezca, estas maquetas servirán de catarsis para ella. Tras el funeral, y el entierro de la abuela, Annie va a su estudio a recrear algunas de las últimas escenas donde su madre seguía viva, siendo esta una forma de canalizar su sentir.
Tras la muerte de esta mujer, la vida sigue aparentemente para todos. Charie, la hija menor, parece tener una condición diferente a los demás, pues tiene un sonido que hace con la boca, un tic, y una extraña fijación por quitar cabezas de animales. Peter, por otra parte, se presenta como un adolescente normal, que fuma algo de marihuana con sus amigos, y que quiere ir a fiestas. En la clase de Peter, sin embargo, pasa algo que sirve como advertencia de su fatídico destino: El profesor, en una clase de literatura, explica que en la tragedia griega, el héroe cae en desgracia al luchar contra su destino. Esto servirá de presagio para él, aunque él no lo sepa, y para Annie. La clase, entonces, es el oráculo del hijo y su madre.
Con un suceso ordinario, como lo es una fiesta de adolescentes, ocurre el camino a la perdición. Annie escucha que su hijo irá a una fiesta, y le exige que lleve a Charlie. Él, a regañadientes acepta, y ambos parten allí. Peter, que quiere disfrutar de la fiesta con sus amigos, se va un momento del lado de Charlie para fumar un poco, y le recomienda comer algo de pastel que hay en la fiesta. Ella, que es alérgica a las nueces, come un poco… Lo que le causa una mala reacción, cortándole el aire. En una de las escenas más impactantes de la película, vemos a Peter, desesperado, conduciendo para llevar a su hermana al hospital, pero ella se desespera, y saca la cabeza por la ventana, para tratar de tomar algo de aire. Entonces, en un segundo, un venado aparece en medio de la acera, y un poste impacta en el cuello de Charlie. Justo como el pájaro al que ella degolló, la cabeza de Charlie rueda en la calle. Tras ver tan hórrida escena, Peter detiene el auto, impactado, sin poder creerlo, con los ojos bien abiertos. ¿Acaso es real lo que acaba de pasar? ¿Acaso él es el responsable de la muerte de su dulce y extraña hermana? Sin saber cómo reaccionar, conduce a su casa, dejando el cadáver sin cabeza de su hermana dentro del auto, y va al cuarto.
Annie encuentra el cadáver de su hija, pero esto no lo sabemos nosotros. Lo que nosotros vemos es la cabeza llena de moscas de Charlie en la autopista, y los gritos de una madre desgarrada. Peter está en su cama, escuchando los lamentos de su madre. ¿Y cómo le dices a tu madre que, por azares del destino, todo se dio para que Charlie muriera de forma tan terrible? ¿Cómo convencerla de que no fue a propósito? Aún peor, ¿cómo seguir adelante cuando la relación entre ambos venía mal?
Si la muerte de la madre de Annie pasó como un suceso natural, todo el dolor se exacerba con la muerte de Charlie. Annie sufre, llora, y lo que más lamenta, es que está segura que su hijo la mató. Volviendo al estudio, Annie comienza a recrear la escena de la muerte de su hija con bastante precisión, dejando claro que le guarda rencor a su hijo. Una de las escenas más recordadas de la película, es la escena del comedor. El esposo de Annie intenta mantener a la familia unida, por lo que hace algo de comer e invita a ambos a comer. Allí, con un silencio que solo denota tensión, poco a poco aparecen las palabras que estremecen el comedor. Asume las consecuencias, asume el dolor, asume la culpa, le grita ella a su hijo, mientras él solo se va perdiendo cada vez más, sintiéndose miserable. Su esposo, por otra parte, intenta en vano ser mediador. La relación de madre e hijo se deteriora cada vez más, por algo que Peter no tuvo forma de evitar.
Ya que en su casa no encuentra alivio, Annie decide ir a un grupo de ayuda, para superar la pérdida de un ser querido. Allí aparece una mujer llamada Joan, que se acerca a Annie con aparentes buenas intenciones. Diciendo las palabras que Annie desea oír, Annie se quiebra con ella y saca del pecho todo ese dolor que lleva dentro. Esta mujer será una pieza fundamental en la tragedia de Peter y Annie, pues se presenta como una amiga, como alguien que entiende su dolor, para solo seguir el plan que ya estaba escrito.
Joan, encontrándose supuestamente por coincidencia con Annie, le confía algo que parece descabellado: Joan pudo comunicarse con su ser querido muerto por medio de un ritual, pudieron hablar, pudo sanar esa herida que deja la pérdida. Annie, con esta herida latente, acepta ir a la casa de Joan, todo sea por escuchar o sentir de nuevo a su hija. Annie, sin saberlo, cae irremediablemente en las trampas del destino: dejándose llevar por la negación de perder a su hija, va al ritual y, asustada al ver que funcionó, se va con instrucciones detalladas de Joan para repetirlo en casa.
Como el oráculo lo dijo, lo desgarrador del héroe de las tragedias griegas es que, por más que intente, no puede escapar de su destino, y cada paso que da para tratar de escaparse de él, lo ata más en lo que está escrito. Esos hilos no se pueden romper, y, muchas veces sin saberlo, los encaminan más rápido. Esto es lo que ocurre cuando Annie repite el ritual en su casa, pues abre una puerta sobrenatural junto a su esposo y su hijo. Ella, con toda la esperanza de que todos puedan tener a Charlie de alguna manera, repite el ritual, y funciona. Funciona, excepto por un pequeño detalle: en vez de ser algo que llene de paz y alegría la casa, se torna algo violento y espeluznante. La vela se enciende impetuosamente, el cuaderno que pertenecía a Charlie comienza a mover sus páginas mostrando dibujos extraños, el viento sopla fuerte, y mientras Peter llora, una extraña aura alcanza a Annie, quien comienza a hablar como si fuese Charlie. El ritual termina con su esposo arrojándole agua, y Annie vuelve en sí.
Tras este suceso perturbador, la salud física y mental de Peter se deteriora. En el colegio no puede concentrarse, se siente observado por seres más allá de este mundo, escucha el tic que tenía su hermana cada vez más cerca, lo que desata un ataque de ansiedad, y termina por herirse a sí mismo. Pensando que está poseído por lo que hizo su madre, intenta apoyarse en su padre, quien lo lleva a casa, y le ayuda con la herida de la nariz.
Annie, por otra parte, sabe que algo extraño sucedió en el ritual, y para detenerlo quema el libro de su hija, para así terminar con todo… Pero esto lo único que hace es que las llamas aparezcan en su brazo. Si el libro se quema, entonces ella también. Aterrada por esto, intenta descubrir qué está ocurriendo. Siguiendo su instinto, comienza a mirar en las pertenencias de su madre, solo para encontrarse con una terrible verdad… Su madre hacía parte de un culto satánico, haciéndose llamar Queen Leigh, y Joan era solo una pieza más en su rompecabezas para invocar al demonio Paimon. De hecho, el cuerpo de su madre aparece en la parte superior de su casa, de forma inexplicable… Sin cabeza. Annie, sin saberlo, hizo parte de este macabro plan todo este tiempo, pues su madre necesitaba un hombre varón para darle el cuerpo adecuado a este demonio… Y este hombre es su hijo.
Aunque Annie intenta luchar contra ello, fracasa en el intento. Ella le pide a su esposo que arroje el libro a la chimenea para romper con el ritual, su esposo no le cree, y sufre las consecuencias, pues él se prende en llamas y muere sin remedio. Annie pierde el control de ella, y el demonio la posee. Es hora de concretar el ritual. Peter, asustado por todo lo que está ocurriendo, intenta huir de su madre, quien es ahora solo un ser que trepa por las paredes, que vuela, y nuestro héroe cae a su fatídico destino: la muerte. Lo último que sabemos de Peter al final, es que vio a su madre cortarse su propia cabeza, y que cayó desde una casa del árbol. Annie y Peter, entonces, fueron víctimas de una tragedia de la que no sabían que hacían parte, y por su ignorancia, el ritual fue ejecutado con éxito.
Por: Yulieth Jasbleidy Nuñez Bernal (Jazzby)
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